Las consecuencias emocionales de la violencia de género suelen ser diversas en cada caso, pero podemos encontrar algunos rasgos distintivos comunes que pueden darnos señal de que una mujer ha sido o está siendo maltratada física y/o emocionalmente.
El domingo pasado, 25 de noviembre, marcó el calendario el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Al respecto, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas, el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.
Sin embargo, algunos estudios locales pueden llegar a demostrar que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida.
No obstante, a estas cifras falta sumar la violencia psicológica, aparentemente más sutil pero quizá aún más dañina que la violencia física. Ésta es mucho más difícil de identificar y, por tanto, se denuncia con mucha menos frecuencia como para tener cuantificaciones más claras.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».
Secuelas de la violencia en las mujeres
Si bien no existe un único perfil psicológico de la mujer que ha sufrido maltrato, sí podemos tener rasgos de las secuelas o consecuencias psicológicas que son comunes en mujeres que la han padecido. Muchas de estas secuelas también se pueden vinculan con rasgos del trastorno de estrés postraumático.
Aunque debemos considerar que cada situación comprende diferencias debido a la situación de la víctima; por lo que no podemos hacer un único “catálogo” de secuelas de la violencia aplicable en todos los casos. Lo que podemos tener es una serie de indicadores que den luz sobre le problema y poderlo tratar de mejor forma.
Tipos de secuelas
Se puede considerar que acorde al tipo de violencia de género, las secuelas se pueden clasificar de la siguiente forma:
- Secuelas emocionales y afectivas, relacionadas con la autoestima de la víctima, sus emociones y sus sentimientos.
- Secuelas cognitivas que suelen afectar los niveles de concentración, la pérdida de la memoria, la dificultad para pensar en el futuro y planificar o imaginar el futuro, confusión, etc.
- Secuelas conductuales: reducción de conductas de interacción social (dar y recibir), dificultades para comunicarse, problemas al negociar, etc.
- Secuelas físicas: lesiones, agotamiento físico, dolor generalizado en el cuerpo, etc.
Hablemos particularmente sobre las secuelas emocionales y afectivas, que son nuestro tema de este blog.
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Baja autoestima y autoimagen distorsionada
Las mujeres que han sido violentadas sistemáticamente tienen una imagen de sí mismas totalmente distorsionada de forma negativa. Es frecuente que duden de sus capacidades y posibilidades. Se ven como personas totalmente distintas a aquellas que empezaron esa relación tóxica que les ha dañado.
Las mujeres que han sido maltratadas tienen dificultades para confiar en su intuición, dudan de sí mismas porque es el mensaje que han recibido constantemente. No cree que pueda tener razón o cree que sus ideas son absurdas, por lo que puede llegar depender de las ideas de otros.
Consideran ahora que no cuentan con recursos, se sienten desamparadas y sin la capacidad de responsabilizarse de su propia vida. No pueden reconocer sus propias habilidades para cuidar de sí mismas y salir adelante. A su vez, ven amplificadas las posibilidades de su propio fracaso y errores.
Tener una autoestima alta disminuye los riesgos de caer en una relación tóxica y violenta, por ello: CONOCE AQUÍ ALGUNAS CLAVES PARA CUIDAR TU AUTOESTIMA>>
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Sentimiento de culpa
Las mujeres que han sido maltratadas generan una culpabilidad debido a los constantes mensajes que sus agresores les envían. Ellos suelen decirles que si les han maltratado es porque ellas los provocan o porque “se han portado mal”, hasta que ellas terminan creyendo que es así: que son malas personas y se merecen el maltrato.
Al respecto, puedes leer 7 SIGNOS DEL SENTIMIENTO DE CULPA, AQUÍ>>
La culpa que sienten las mujeres en estos casos las paraliza, las hace incapaces de ver un futuro posible y por ello les impide buscarse una mejor vida.
Trabajar con el AUTOPERDÓN será una tarea importante en la recuperación de víctimas de la violencia de género.
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Miedo
Cuando las mujeres han sido violentadas generan un miedo constante, especialmente porque el agresor le amenaza todo el tiempo. Su vida se llena de estrés, tensión, hipervigilancia. En este caso todo el tiempo están viendo sobre su hombro para ver si las siguen, si las escuchan, si las acechan. Esta necesidad de estar vigilando si las miran les genera distracción, desorientación y ansiedad.
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Aislamiento
Debido a que el agresor mantiene en aislamiento a la víctima, ésta se siente sola y que nadie es capaz de entender su situación. No pueden confiar en nadie y, por ello, nadie puede ayudarles. Asimismo, le es conveniente desconectar de sus emociones puesto que ha asimilado, por su agresor, que lo que siente no tiene importancia. Desconectar de sus emociones hace que no pueda vincularse emocionalmente con otros, pues suelen optar por esconder lo que sienten.
Este sentimiento de aislamiento y soledad, en caso de que sigan con su agresor, les hace depender cada vez más de él.
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Dependencia
Las mujeres que han padecido o padecen violencia han interiorizado en su psique el vínculo machista, lo que les lleva a depender del varón y, en general, de toda figura de autoridad. A ello se suma su baja autoestima que les hace incapaz de confiar en sí mismas, llevándolas a un papel completamente de subordinación y sometimiento.
En esta relación de dependencia hay una dualidad: sienten amar al agresor cuando este pide perdón, y busca la reconciliación (hay una especie de luna de miel), pero luego cuando la violencia regresa, lo odian, aunque ya difícilmente pueden liberarse por sí mismas.
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Sentimiento de traición
Cuando le odia por el maltrato, cuando lo denuncia a las autoridades por la violencia, cuando le deja… la mujer violentada guarda dentro de sí un sentimiento de haber traicionado al hombre. Se sienten culpables por hablar mal de él, aunque lo que diga trate de su experiencia de violencia.
Estamos hablando también de un rasgo del l “síndrome de la mujer maltratada”, que es parecido al síndrome de Estocolmo, donde se identifica con la figura de poder y de valor (la pareja) para intentar ganarse su simpatía y salvar así su vida.
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Desesperanza
Tras los mensajes que constantemente le da la pareja: no vales, nadie más que yo te puede querer, sin mí no eres nadie, estás fea, etc. La mujer pierde no solo la autoestima sino la esperanza de un futuro que vale la pena para ella. No espera nada bueno para sí, es incapaz de vislumbrar un futuro prometedor lejos del sufrimiento que ahora vive.
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Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
En las mujeres que están viviendo o han vivido situaciones muy difíciles y estresantes, suelen tener síntomas típicos del TEPT (ansiedad, pesadillas, depresión, hipervigilancia, embotamiento emocional, irritabilidad, ideas de suicidio, insomnio, respuestas emocionales exageradas…).
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Signos de automaltrato
Acostumbradas al maltrato y asumiendo su poca autovalía, las mujeres violentadas ejercer el automaltrato; una forma de refrendar su baja autoestima o castigarse por la culpa. Incluso el automaltrato puede ser un signo de pensamientos suicidas. Puede haber conductas autodestructivas, trastornos alimenticios, ingesta de sustancias tóxicas y alcohol.
10. Indecisión e impotencia
Las mujeres cuya pareja es violenta con ellas, carecen de poder interior para superar los problemas. Al generar dependencia también alcanzan una incapacidad de tomar decisiones ya que por largo rato es la pareja el que ha conducido su vida a conveniencia y capricho. Ellas han perdido voluntad e interés, por lo mismo muchas veces no pueden tomar decisiones, aun cuando supiesen qué desean.
Antes estos signos las mujeres deben hablar con personas de confianza en una primera instancia, y una vez liberadas de su agresor deben tratar las secuelas de la violencia con un especialista en salud mental.