Todos en algún momento de la vida lo hemos sufrido, estas 10 claves para manejar el rechazo te impedirá paralizarte en el dolor y aprender de la experiencia.
Basta un pequeño gesto u omisión para hacernos de un sentimiento de rechazo. No es necesario que se vivan experiencias extremadamente dolorosas como ser rechazo en un empleo, o a quien amamos nos diga “no”.
El rechazo es ese sentimiento contrario a sentirse aceptado, y puede presentarse incluso si los compañeros del trabajo o de la escuela olvidaron enviarnos la invitación para una fiesta. Por supuesto, se vive con diferentes intensidades y está vinculado a la percepción que se tenga de la situación, así como de la autoestima de cada quien.
No obstante, el hecho de que recibamos un rechazo –lo que a todos puede pasarnos— no significa que no nos aprecien, valore o no nos consideren importantes.
El rechazo duele
Por supuesto que el rechazo duele, especialmente porque en nuestra naturaleza está la necesidad de pertenencia y con ello requerimos aceptación de nuestro grupo de referencia: familia, amigos, trabajo, etc. Sin embargo, prácticamente es imposible evitar en la vida el que alguien nos muestre señales de rechazo.
No podemos evitar el rechazo ni deberíamos de hacerlo. El miedo a sentirnos rechazados impide atrevernos a conquistar nuestras metas. Evadir la posibilidad del rechazo nos “salva del dolor”, pero nos paraliza.
Más que evitar el rechazo es ideal aprender a manejarlo de forma sana. Para ello te daré algunas claves que pueden ayudarte.
Claves para manejar el rechazo
- Reconocer el sentimiento. Es importante que no autoengañarse y negar el sentimiento de rechazo. Existe, lo sentimos y nos duele. No hay que ignorar el dolor, sino pensar que es normal sentirse así en tales condiciones.
- Evaluar la intensidad de lo que sentimos. Cuando se reconoce el sentimiento, podemos comenzar a “escalar” la intensidad de éste. ¿Te ha disgustado mucho este rechazo? ¿O solo un poco?
- Poner nombre al sentimiento. El rechazo puede implicar otros sentimientos. Si ya reconocimos que nos sentimos rechazados, también podemos sentirnos decepcionados, frustrados, tristes, traicionados, enojados o avergonzados. En el matiz de emociones, hay que ubicarnos bien para poder gestionar adecuadamente nuestras emociones.
- Expresar las emociones. Platicar con alguien de confianza las emociones que experimentamos frente a un rechazo es útil para desahogarnos y evitar la depresión. Hablarlo nos obliga a poner los sentimientos en palabras.
- Ser positivos. Habrá que dejar de “rumiar” la situación de rechazo. Recordar constantemente la situación y pensar negativamente al respecto sólo reitera nuestro malestar y nos hace vivir la experiencia una y otra vez. Así nos resultará mucho más difícil superar el rechazo.
- Canalizar la energía negativa. La tristeza, enojo o depresión que se siente cuando nos sentimos rechazados puede enfocarse en hacer nuevas actividades como correr, cantar y bailar.
- Examinar los pensamientos frente al rechazo. Reflexionemos sobre cómo nos explicamos el rechazo, que tan duros somos con nosotros mismos, por qué nos ha ocurrido o qué expectativas teníamos en la situación. Procura que las respuestas sean justas y se apeguen a los hechos como sucedieron.
- Reconocer el esfuerzo. Aunque nos hayan rechazado, el mérito de haberlo intentado no se puede olvidar. Considera que ya te arriesgaste y viviste la experiencia, no te quedaste con las ganas.
- Tener una relación sana con uno mismo. Busquemos tener una relación sana con uno mismo. Es importante querernos, valorarnos, trabajar con la autoestima y respetarnos. Del mismo modo, hay que enfocarnos en nuestras virtudes. ¡Hagamos una lista de nuestras cualidades para tenerlas siempre presentes!
- Aprender del rechazo. El rechazo es una oportunidad para considerar si hay cosas que se deberían trabajar. Está bien plantearse si uno podría dar más de sí o si sus metas estaban por encima de sus habilidades. Utiliza esta experiencia para mejorar a nivel personal y profesional.
Si el sentimiento rechazo te hace aislarte, te impide sentir entusiasmo por otras actividades, o realizar tu vida de forma cotidiana, tienes pensamientos negativos recurrentes y estás demasiado triste, es importante que consultes a un profesional de la salud.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA